confesiones

MUJERES DE MONTEVIDEO: MÓNICA

01 Feb 2019

“Empecé a dedicarme a la restauración de muebles con madera. Primero fueron cosas mías y favores a amigos y después de a poco me fueron recomendando y fue como una bola de nieve, al punto que empecé a comprar herramientas para armar mi taller.

En realidad el proyecto iba a ser enfocado a niños pero tomó un rumbo diferente. Mis alumnas son mujeres de veinticinco a cincuenta años y es interesante porque todas tienen historias y profesiones distintas y llegan a través de Facebook, donde yo publiqué el taller de restauración y mosaiquismo llamado Polska.

El taller es de mosaiquismo principalmente. Es una técnica antigua, se dice que los romanos y griegos fueron de los primeros, luego se disperso por Europa. Además se extendió en América. Muchos países americanos lo tienen muy desarrollado, como Perú y Argentina. En Estados Unidos el mosaiquismo contemporáneo es brutal, hay muchos artistas a nivel de intervenciones urbanas.

El año pasado realicé una intervención urbana junto a una profesora argentina que vino a dar un seminario, fue en una plazoleta de Ciudad Vieja, sobre un paredón. Pedimos el permiso en la Intendencia y ellos colaboraron mucho también.

Me gustaría que en Montevideo hubiera una escuela grande de mosaiquismo, para poder acceder a herramientas con mayor facilidad. Yo fui autodidacta, empecé con Sara Venturino y desde ahí asisto a seminarios para retroalimentarme.

El mosaiquismo es una técnica muy artística en la que se utiliza vidrio y cerámica. En mi taller la combinamos con otras técnicas como el pirograbado. Estoy todo el tiempo actualizándome porque siempre aparecen productos nuevos.

Muchas mujeres llegan sin saber nada de manualidades o creatividad y se van desarrollando. Yo las voy guiando y ellas van creando. Se va trabajando la motricidad también. Además les doy teórico. Las mujeres que vienen disfrutan del tiempo, además de aprender se divierten y conversamos entre nosotras. Las clases son personalizadas, cada grupo tiene como máximo cuatro personas, para evacuar dudas más rápido y aprovechar el tiempo. Es un espacio para la mujer. Y puede ser una salida laboral y una fuente de ingreso para colaborar en casa. Trabajamos la tolerancia y la ansiedad con cada trabajo. Es importante el proceso como también el resultado final.

Me encontré con una Mónica fascinada por trabajar con mujeres. Siempre soñé con tener un taller, lo esperé muchos años y ahora estoy disfrutando. Si estoy cansada o me siento mal, entro al taller y se me pasa todo”.