confesiones

Mujeres de Montevideo: Agustina

11 Mar 2024

“Yo estudié medicina varios años hasta que un día me pregunté si realmente quería dedicarme a eso y vivir a mil, entonces mi búsqueda empezó a hacer más artística.
Abandoné esa facultad, ingresé a la de bellas artes y también me anoté en cursos de artesanías en cerámicas.
Empecé a vender collares, llaveros y caravanas, como un comienzo. Luego de unos años con mis compañeras de curso nos planteamos la idea de salir de Montevideo y vivir en el interior. El destino elegido fue Rocha, allí construimos una casita de barro y empezamos cursos en el Centro Universitario Regional del Este.
Fue un año catastrófico porque me costó amoldarme, y por eso me compré un horno para hacer mis creaciones. Buscaba una estética propia y una impronta de mi trabajo que no pude encontrar hasta que me independicé y trabajé con mi propio horno. El horno en cerámica es caro, lo pagué en cuotas y fue mi salvación.
Empecé a trabajar desde la casa, investigando y embarazada de mi segundo hijo. Tardé un tiempo en conseguir piezas que me dejaran conforme. Cuando ese momento llegó, empecé a vender de a poco.
Ingresé en el mercado a través de ferias y de las redes sociales. En mi caso viviendo en el interior en medio de un monte, fue un antes y un después porque empecé a relacionarme con el público, pude despegar y convertir en mi trabajo esto que amo.
Mediante herramientas simples y basado en una fuerte creencia en el proceso y autenticidad es que se presenta este trabajo de alfarería llamado Di Campagna Cerámicas, que son objetos hechos a mano, con esmaltes libres de tóxicos y aptos para vajilla”.