confesiones

Mujeres de Montevideo: Mercedes

21 Sep 2018

“Siempre estuve alrededor de telas, desde chiquita. Cociendo y aprendiendo a tejer junto a mi abuela. He hecho clases de todo tipo relacionadas con las manualidades: de cómo crear jabón, de cerámica, de tallado en madera, millones de cosas porque me interesaba el desarrollo manual y en casa me lo incentivaban.

A la hora de estudiar tomé el camino del diseño de moda y cuando terminé los estudios, buscando un trabajo, me sentí un poco saturada de las prendas de ropa y por eso tomé otro camino. En el proyecto final de carrera elegí trabajar junto a una marca de decoración, Martinika Deco y desarrollar un proyecto en la parte textil. Fue así como me fui metiendo en el diseño para el hogar. Empecé con almohadones, manteles, individuales, dentro del marco del proyecto. Luego de terminar la facultad, nació Maia, como marca propia.

Hoy trabajo con otra marca relacionada con muebles restaurados y vamos de la mano con el estilo del reciclaje con el objetivo de crear conciencia del cuidado del medio ambiente y no hacer por hacer. Aunque no puedo importar telas recicladas por ahora, con Maia trato, en la medida de lo posible, desarrollar esa conciencia. Particularmente ahora estoy construyendo un tapiz realizado con desechos de hilados. Fui juntando todos esos puchitos de tela que no usa la gente y que son excedentes. Trato también de fomentar el trabajo nacional y por eso trabajo con una tejedora del interior y trato de ser justa con el pago.

Antes las cosas estaban hechas para durar más y hoy no, porque la gente quiere cambiar cada vez más. Cada uno quiere ser único y la moda se usa para expresar eso y ya no sólo para vestirme. La moda en sí es una de las industrias que más contamina a nivel mundial. Yo trato de generar el valor que capaz nuestros padres tenían. Mi padre tiene jeans de hace veinte años, y a mí me duran un año con suerte.

La moda te dice que en verano te compres el jean color claro pero llega el invierno y te indica que ese modelo ya no va más, que ahora tenés que usar el jean oscuro y a la cintura. Vos sentís esa necesidad y te lo comprás. Es un incentivo constante de la industria.

Yo quiero vender mis productos como únicos y que sean de buena calidad. Ese trabajo artesanal va de la mano de lo exclusivo. Lo que está hecho a mano es especial, porque no lo hace una máquina y cada obra siempre va a ser distinta. Yo apuesto los buenos materiales, como la lana merino, una insignia del país, que es pura, orgánica y nacional. Soy consciente que estoy pagando un precio mayor, pero pienso en aquellos que quieren y eligen invertir en calidad y durabilidad.”