confesiones

Mujeres de Montevideo: Flavia

16 Sep 2019

“Mi relación con el mundo de la actuación se fue desarrollando de forma paulatina. Cuando estaba en jardín de infantes, la obra de fin de año incluía en su rol protagónico a un cordero. No recuerdo muy bien ese momento, ya que era muy chiquita, aunque sí hay registros fotográficos. Cuando miro las fotos vestida de cordero, pienso que tal vez la maestra vio en mí algunas cualidades para desenvolverme en un escenario sin que yo me diera cuenta.
En la escuela primaria me encantaba bailar para las presentaciones de fin de año y quedé elegida con dos niñas más, entre muchas, para un baile de break dance. Durante mi paso por el liceo realicé mi primer taller de teatro y gracias a eso tuve la oportunidad de ver una obra con el artista Petru Valensky. Todas esas experiencias me fueron motivando pero cuando llegué al bachillerato, no existía la alternativa artística y además decidí seguir una carrera tradicional porque tenía ese chip en la cabeza y entré en economía junto con un grupo de amigas mías, pero de todas solo una se recibió y no fui yo.
No me motivaba esa carrera ni tampoco otra facultad. Entonces hice un taller de teatro literario y una muestra en el planetario donde sentí que quería seguir en eso y me anoté en el teatro Circular. Allí terminé de enamorarme del teatro. Fueron tres años con docentes apasionados que amaban lo que hacían y me iniciaron en este camino.
Luego pasé a la Escuela del actor a hacer una especie de posgrado donde montamos dos obras con toda su gestión y más a nivel profesional: las producimos, promocionamos y las llevamos a cartel. Una obra de clown para toda la familia y una de micro teatro, de varias obras cortas.
Me encantaría dedicarme ciento por ciento al teatro pero por ahora no es posible porque paralelamente siempre trabajé en oficinas. Lo bueno es que desde que terminé de estudiar jamás me desvinculé de la actuación y siempre surgen oportunidades, además los ensayos por lo general son en la noche.
Este año participé en Bodas de sangre, dirigida por Leonel Schmidt y Sirenas la guerra de los tres mundos, de Mario Erramuspe.
El teatro puede ser emocionante y mágico a la vez, mi pareja tiene un hijo de ocho años que tiene autismo y el niño nunca había ido al teatro porque en general le da miedo el ruido y las luces. En una oportunidad, el director de una obra en la que yo actuaba, nos incentivó y decidimos llevarlo. El resultado fue espectacular, porque miró la obra entera, no se aburrió ni se asustó y cuando lo vi sentado feliz al finalizarla, me emocioné de verdad.
Hace un tiempo me anoté a una agencia de castings y ahora hago comerciales de televisión también. La actuación ante cámara es una experiencia muy diferente. Ya he hecho cortometrajes estudiantiles y me gustaría hacer un largometraje en algún momento.
El año que viene voy a ser parte de una obra española con el director de Bodas de sangre. Tengo pendiente para el futuro trabajar en alguna película y dar clases de actuación para niños. Mi cuenta de Instagram es @flavia_irisarri”.