“¡Para mí ser madre es todo! Cuando me convertí en mamá sentí una emoción y un orgullo muy grande. Fue lo mejor que me pasó en la vida. Siento que cambió todo para bien. Cada día aprendo un poquito más y, a la vez, mi hija va aprendiendo conmigo.

Yo doy toda mi vida por mi hija. Ella es todo para mí y yo soy todo para ella. Antes de tenerla a ella no creía en el amor y cuando llegó ella me di cuenta lo que era el amor verdadero. Lo que más le pido a Dios es que sea una buena muchacha. En el día a día trato de mostrarle todo lo bueno y todo lo malo que tiene la vida con sinceridad.

Creo que el sacrificio que hacen las madres es impagable: mi madre siempre estaba ahí para todo y yo soy igual con mi hija. Tengo los recuerdos más lindos con mi madre y cada día le agradezco a Dios la excelente madre que me dio. ”