Raimunda es una madre dedicada: a su hogar, a la limpieza y a su única hija adolescente. Su vida es rutinaria y bastante aburrida. No tiene buena relación con su pareja ni tiene un buen pasar económico, más sí vínculo con su hermana. La vida transcurre entre la rutina y recuerdos turbios sobre su fallecida madre.

 La muerte es parte de la vida de todas y recordar a las personas es natural y algo lindo, a veces. Para Raimunda su madre era una gran figura, pero al momento de su repentino final, algunas heridas quedaron abiertas. Por eso es que la película muestra el volver del espíritu de Irene, su madre, para que pueda arreglar asuntos y quedar en paz con ella misma.

Aunque la historia es surreal, el mensaje que deja es que los recuerdos y los pensamientos condicionan nuestro diario vivir. Como Raimunda, vamos a tener episodios de muerte durante los años y lo mejor es quedarnos con las cosas buenas de las personas que ya no están, y es todo un desafío. Perdonar las faltas es dejar atrás lo malo que une etapas pasadas vividas con personas que no volverán. Es preferible limpiar el pasado, quedarnos con los buenos momentos y las características positivas que nos hagan sonreír cada vez que veamos sus fotos o escuchemos sus nombres.