Harriet es una niña muy curiosa que sueña con ser escritora. Ella tiene una pasión: observa y escribe en su cuaderno sobre cada evento o persona que llama su atención. Poco a poco se va convirtiendo en espía de sus vecinos, de su familia y hasta de sus mejores amigos.

Cuando sus amigos descubren el contenido en el cuaderno, forman un club “caza espías” para vengarse de Harriet y comienzan a acosarla.

“Todo lo que veo en mi camino lo apunto en mi libreta”

Harriet es consciente de que su juego es peligroso y que muchas veces rompe con la intimidad de los demás. Pero algo dentro de ella es más fuerte y no puede parar de observar y escribir.

El dilema de Harriet es el de muchos escritores: ¿sobre qué y quién escribir? ¿qué revelan esas escrituras sobre uno mismo y los demás? En este caso ella quiebra el lazo de confianza que tenía con sus dos mejores amigos.

Muchas veces mujeres observadoras e intuitivas como Harriet generan ideas sobre los demás que no siempre son felices, pero que tampoco son comunicadas. No todo en nuestros amigos y familiares más íntimos nos cae en gracia o lo vemos como positivo, porque nadie es perfecto. La película genera una controversia relacionada a la cuestión de comunicar o no lo que pensamos de los demás, y si eso suma o resta en nuestras relaciones. Se dice que es positivo ser sinceras con las personas que nos importan, aunque corramos el peligro de discutir o hasta perder un vínculo por malos entendidos, lo mejor, como Harriet, es estar seguros de cuánto queremos a nuestros amigos, y entonces aunque les digamos realidades que los puedan herir, al final ellos lo van a entender.

“Los amigos son una de las bendiciones de la vida, no los dejes ir sin pelear por ellos” 

Harriet la espía, 1997.