confesiones

Mujeres de Montevideo: Ruth

24 Oct 2020

“Hace ocho meses que volví, los últimos cinco años los viví en Chicago. Me fui a hacer una maestría en escritura creativa. Si bien yo volvía todos los años para ver a mi familia y a mis amigos, al venir a vivir encontré la ciudad muy diferente. Está más pintada, con más arte y eso está bueno. La encontré más insegura, o bien, me acostumbré a vivir en la seguridad.

Chicago tiene una gran movida cultural y artística. Allá me conecté mucho con ese lado, además de estar estudiando eso, hay mucha diversidad de cosas para hacer que tienen relación con el arte. Acá estoy buscando que me pase lo mismo. Creo que hay mucho por hacer, con respecto al arte, en Uruguay. Hay muchas ganas y más recursos que antes. No sé si esos recursos están bien empleados, quizás no todas las artes son remuneradas como se merecen y se les da más interés a algunas que a otras. Yo aún no he encontrado la forma de meterme, pero sé que quiero estar acá y lo que quiero hacer acá. Tengo un programa, que se llama Cada Musa con su Acento https://www.facebook.com/cadamusaconsuacento/ que nació en Chicago y ahora estoy tratando de cambiarle o modificarle el formato para que sea compatible con Uruguay o con América del Sur.

En mi primer fin de semana allá fui al lakeshore, que es lo más parecido que hay a la rambla montevideana, pero nunca se ve una puesta del sol. Allá se extraña el ritmo lento del fin de semana, la gente con mate, el aroma de la panadería, el tamborileo barrial. Ahora en Montevideo, me choca la falta de conciencia social, la basura de la calle, la contaminación sonora del transporte público, la mezquindad y los prejuicios; me indigna no animarme a ver un clásico en el estadio o evitar andar en la zona ese día. Ahora me saca de quicio la impuntualidad y que no haya un gimnasio abierto los fines de semana. Allá extrañaba toparme con algún libro raro en Tristán Narvaja; acá extraño la inmensidad de la Biblioteca Pública de Chicago, y su ambiente de familiaridad, en comparación con la solemnidad de la Biblioteca Nacional. Yo siento que mi identidad se multiplicó. Y si bien duele ya no sentir que pertenezco aquí o al lugar del que volví, me llena el alma compartir el sentimiento de pertenencia al mundo.”