soy mamá

Los poderes que quiere una madre, por Magdalena Piñeyrúa

03 May 2021

Magdalena Piñeyrúa

Mis hijos me preguntan muy interesados: “¿Tú cuál sos, mami? ¿Gatúbela o la Mujer Maravilla? ¿O preferís Batichica? Elegí una, mami… nosotros somos Batman y Flash”.

 

Y entonces yo me quedo pensando en cuál elegiría y me doy cuenta que los poderes que andaría necesitando últimamente no los tiene ninguna heroína o villana de la vuelta.

 

Habría que crearla de cero, “a la carta” digamos. Yo por ejemplo quiero:

 

El poder opuesto a rayos X, es decir la capacidad de no ver de ningún modo algunas cosas que saltan a la vista, por ejemplo: que no pueden seguir usando esos pantalones 2 talles más chicos que les quedan por el tobillo, que es hora de cambiar esos cepillos de dientes, que a la pared del living le apareció otro Picasso, que mi hijo mayor se está rascando la cabeza a dos manos otra vez…

 

¿Se dan cuenta? Si no lo veo, no tengo que ocuparme, al menos por un rato. Maravilloso.

 

El rayo congelador. Ese sí lo quiero, el modelo clásico nomás está bien.

 

Me imagino perfectamente la situación: cuando las papas queman los paralizo tipo estatua, termino de ver la película que estaba viendo y luego los descongelo. Nadie se dio cuenta, nadie sale dañado, y todos contentos. Eso sí, usar con moderación, es totalmente adicitivo.

 

El poder de Multipartición o autoclonación momentánea. Parece difícil pero es facilísimo: yo en la reunión de padres, al mismo tiempo yo en la depiladora, al mismo tiempo comprando un regalo de cumpleaños, al mismo tiempo en la presentación con los clientes, al mismo tiempo haciendo la cadena, al mismo tiempo en el cine con mi marido, al mismo tiempo escribiendo esta columna.

 

Es cansador, no lo niego, ¿pero te imaginás nunca más tener que hacer ni malabares ni corridas ni rastrear frenéticamente a parientes que estén dispuestos a darnos una mano? Este poder lo canto seguro.

 

Invisibilidad. Si, ese también lo quiero. Acá en vez de no ver, simplemente desaparecés. Para esos momentos donde querés que te trague la tierra y nunca te traga: tu hijo arrastrándose por las góndolas del supermercado en plena rabieta, tu hijo contándole a la maestra adelante tuyo que ayer no se bañó porque “mi mamá estaba cansada”, tu hijo avisándote a los gritos que no aguantó y se hizo pis en la piscina del club.

 

Telepatía. Esa es buena, sobre todo intraparental. Ideal para momentos donde uno de los dos pierde el norte y hay que advertirle algo sin que los pequeños se percaten: “Atención…acá.. mi amor.. soy yo.. por telepatía.. concentrate… quería comentarte que me parece que este nene está de vivo… te dijo que guardó los juguetes como le pediste pero tiró todo abajo del sillón. Te aviso por si no te diste cuenta…cambio y fuera”.

 

Comunicación efectiva, sin distracciones y encima esa vía te sirve también para discutir tranquila y sin moros en la costa. Muy útil, che.

 

En fin, yo ya con estos 5 podercitos me conformo. Prometo aplicarlos con sabiduría y sin abusar,  y sobre todo me comprometo a no olvidar nunca lo que dice siempre el amigo Spiderman: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.