El final de una relación nunca es un proceso fácil. Una vez que los caminos se separan, muchas personas se enfrentan a la gran pregunta: ¿es beneficioso mantener el contacto con una ex pareja o lo más sano es cortar por completo?

 

La respuesta no es universal y depende de múltiples factores. Mantener el vínculo puede ser positivo cuando existe un respeto mutuo, se han cerrado los ciclos emocionales y, sobre todo, cuando no hay resentimientos. En esos casos, la amistad o el contacto ocasional puede convertirse en un lazo valioso, basado en experiencias compartidas y cariño sincero.

 

Sin embargo, también es importante reconocer cuándo el contacto perpetúa el dolor o impide avanzar. Si estar cerca de esa persona despierta celos, confusión o revive constantemente heridas pasadas, lo más saludable suele ser tomar distancia y priorizar el bienestar propio.

 

 

El tema sigue siendo motivo de debate en conversaciones entre amigos, en terapias y hasta en redes sociales. Lo esencial es evaluar con honestidad cómo nos hace sentir ese contacto: si aporta paz y crecimiento, puede ser un buen camino; si solo genera nostalgia y sufrimiento, lo mejor será soltar.

 

En definitiva, mantener el contacto con una ex no es ni bueno ni malo en sí mismo: lo importante es que la decisión responda a nuestro equilibrio emocional y a la etapa de vida en la que nos encontramos.