cultura

Tarot de autoconocimiento, por Lau Almeida

06 Apr 2021

Si bien el Tarot se ha popularizado como una herramienta para “predecir el futuro”, en verdad es un lenguaje arcaico de autoconocimiento y sanación. Su lectura lejos de ser una adivinanza nos revelará aquello que desconocemos de nosotros mismos. Con sus imágenes abrimos nuestra propia vida: descubrimos patrones repetitivos así como actitudes que probablemente ya no necesitemos más. Al reconocer y ver esta información podremos modificarla. En la consulta el mágico simbolismo del Tarot le habla directo al corazón con imágenes liberadoras que nos regalan la oportunidad de sanar y florece.

 

Abordar el Tarot nos obliga a resignificar cómo hemos armado nuestras creencias sobre el tiempo y donde ubicamos el futuro. El Tarot invita a rever y a cuestionar la idea de un tiempo lineal. Pensamos al futuro como algo que está “más adelante” y que por tanto, aún no se ha manifestado. Tenemos modos inexactos de entender al tiempo. El Tarot simboliza al futuro como un presente para una conciencia que todavía no ha llegado a iluminarlo, el “clima” futuro está en la próxima curva a la que aún no hemos arribado. Para facilitar la comprensión de este modo cíclico de percibir el tiempo podemos realizar un paralelismo con el espacio físico. La humanidad, durante muchos siglos, creía que la tierra era plana, y si bien ahora ya sabemos que nuestro planeta es circular y móvil, en la cotidianeidad nos movemos en una realidad que la organizamos plana y quieta. Sólo cuando accedemos a una mirada alejada de nuestro planeta recordamos que el mundo es circular y está en constante dinamismo. Algo similar sucedería con el tiempo, lo imaginamos lineal, recto y pre-determinado mientras que el Tarot lo sugiere circular, espiralado y resginificable según la conciencia que lo transita.

 

Las imágenes de Tarot facilitan el diálogo entre nuestros aspectos racionales conscientes y nuestro mundo emocional inconsciente, no ya para la predicción de acontecimientos sino para una toma de conciencia sobre nuestro propio Ser. Comprendernos es comenzar a aceptarnos. Sus cartas nos enfrentan a nuestros miedos personales y vinculares y nos brindan herramientas para resignificarlos. Esta senda de autoconocimiento ya ha sido escrita por millones de humanos que nos precedieron en su propio anhelo de auto descubrimiento. El Tarot es un modelo del Universo no intelectual que responde a una construcción simbólica colectiva y propone “hacerse cargo” del propio destino, invitando a madurar y a resignificar nuestra historia, transfigurando así nuestra existencia.

 

Sus cartas comprenden nuestro relato de vida desde un lugar más abarcativo, resignifican nuestra historia, superando la dramática fábula personal y aportan una mirada más inclusiva y compasiva de nosotros mismos. Su profundo simbolismo reordena nuestras proyecciones para convertirnos en un individuo distinto del que creíamos ser, nos dispone a un presente más consciente y nos brinda herramientas para generar un futuro más saludable del que teníamos antes de la lectura. Sus cartas sugieren el significado de nuestras experiencias. El Tarot nos desafía a rescatar de forma “racionalmente entendible” toda la emocionalidad que provocan sus imágenes, para ponerlas al servicio del consultante y proporcionarle herramientas para resolver los desafíos presentes y futuros. El Tarot advierte sobre el “clima” a transitar y “mapea” el recorrido para ayudarnos a transitar de modo más consciente cada etapa. El tarotista opera como un “meteorólogo”, capta climas y advierte períodos que se avecinan. Tal como conocemos los ciclos de la tierra, podremos predecir que en la próxima primavera comenzarán a brotar las flores y dejará de hacer frío. Pero no podremos saber si sabremos aprovechar ese momento o quedaremos excesivamente identificados con el ciclo invernal, sin lograr actualizarnos a lo que la vida propone para este nuevo tiempo.

 

El Tarot nos recuerda que todos tenemos deseos y miedos muy similares y que tan sólo varían los escenarios y los nombres de los actores. Al percibir la unicidad del destino humano puede brotar una unión y compasión hacia nosotros mismos y hacia los otros desprovista de prejuicios o sentencias. El Tarot nos habla directo al corazón con imágenes liberadoras antes que dictaminantes o deterministas. Ya no interesa tanto como solucionar tal o cual situación estrictamente personal, sino comprender el aprendizaje que cada experiencia trae a nuestra vida.