descanso

Cartas de amor, por Belu Mare

14 Apr 2020

Esta carta de amor que les traigo hoy me parece la mejor para esta cuarentena. Estoy segura que muchos de nosotros estamos haciéndola voluntaria (obligatoria también claro) y no estamos viéndonos con nadie.
Nadie literal. Y si sos como yo que necesita el contacto físico en su vida, la estás pasando mal. Ya no recuerdo lo que era, jaja. Así que me puse a buscar una de esas cartas de cuando extrañas mucho a alguien pero de personajes históricos y otra época claro.
Esta carta es cuando Enrique IV conoció a Gabrielle D’Estrées en 1590. ¿Quién es Gabrielle? Fue amante del rey quien estaba casado con la reina Margot desde 1572. Una mujer que nació entre el 1570/73 y murió en 1599. Pertenecía a una familia aristocrática. Enrique IV era el rey en ese momento y se enamoró de ella. Gabrielle no le mostró gran amor al principio pero después se convirtió en su amante oficial. Peleó mucho tiempo para conseguir el matrimonio con el rey y también el título para sus hijos (que tuvo con él) pero lo triste viene acá: la reina Margot le pidió el divorcio así se casaba con Gabrielle, pero cuando quedaban tan solo unos días para su boda, murió de unas horribles convulsiones y con seis meses de embarazo.
En su momento se pensó que fue envenenamiento. Nunca se supo si fue por una enfermedad o por veneno. Después el rey se casó con María de Medicis pero este quiso que Gabrielle tuviese un funeral de princesa. Al final fue coronada de un amor real. Acá va la carta que le mandó el rey a su futura esposa antes de que pasara todo esto. Así como nosotros en cuarentena extrañando.

20 de Abril 1593

Mis bellos amores:

Mañana será el día en que besaré esas bellas manos vuestras millones de veces; ya puedo sentir el alivio de mi sufrimiento ante la cercanía de esa hora que me es tan querida como mi propia vida; pues si la retrasaseis un solo día, moriría. Enviadme de inmediato a La Varenne, con las instrucciones que dispongáis. He mandado recubrir un corazón de diamantes qué os hará morir de deseo. Si los ángeles llevaran anillos, este os sentaría a la perfección. Nunca antes una ausencia me había perturbado tanto como esta. Pasar el mes de abril lejos de la amada es no vivir. Recibiréis hoy dos cartas mías, y yo, mañana, dos besos vuestros. Adiós, mi querida y bien amada; beso un millón de veces vuestros pies.