decoración

Abundancia en movimiento: el Feng Shui como brújula para un hogar próspero

27 Nov 2025

En tiempos donde la rapidez del día a día nos envuelve, surge una pregunta inevitable: ¿cómo atraer equilibrio, bienestar y prosperidad a nuestra vida? Más allá de lo material, la abundancia es una energía—un fluir. Y según el Feng Shui, la antigua filosofía china que armoniza espacios para favorecer la circulación del chi, existen pequeñas acciones diarias capaces de abrir la puerta a nuevas oportunidades.

 

El primer ritual es tan simple como poderoso: despejar. La acumulación estanca, tanto en el hogar como en la mente. El Feng Shui propone liberar lo que ya cumplió su ciclo para que lo nuevo tenga dónde entrar. Ordenar cajones, donar lo que no usamos, limpiar rincones donde el polvo se vuelve silencio. Cada objeto en exceso es una invitación al caos, cada espacio que se vacía, una declaración intencional de renovación.

 

La entrada del hogar es clave, casi simbólica. Es el umbral por donde ingresa la energía y también la prosperidad. Mantener la puerta principal limpia, luminosa y despejada es un gesto que la tradición respeta como una bienvenida al flujo positivo. Un felpudo renovado, una planta vibrante o una campana de viento suave pueden transformar ese espacio en un canal abierto.

 

El color y la naturaleza también juegan a favor. El verde y el dorado son tonos asociados a la abundancia, porque remiten al crecimiento y a la riqueza. Incluir plantas sanas en zonas sociales del hogar alimenta la vitalidad del ambiente. El Feng Shui valora especialmente especies redondeadas—como el potus o la jade—porque simbolizan expansión sin conflicto. Cuidarlas es parte del ritual: regarlas, podarlas, observar su estado como reflejo del propio.

 

 

Otro gesto sutil pero significativo es activar la zona de la prosperidad. Según el Bagua, el mapa energético del Feng Shui, este sector se ubica en el extremo posterior izquierdo al ingresar a una habitación o casa. Aquí pueden ubicarse elementos que representen objetivos y gratitud: una pieza de amatista, monedas antiguas, un cuenco con arroz o una fotografía que simbolice metas cumplidas. No se trata de superstición, sino de intención materializada.

 

La abundancia también nace de palabras, de pensamiento y de práctica. Abrir ventanas cada mañana, permitir que la luz recorra los pasillos, agradecer antes de dormir. Los rituales son gestos que anclan una creencia: que merecemos prosperidad y estamos dispuestos a recibirla.

 

En el Feng Shui no existe magia sin movimiento. La prosperidad no se impone, se invita. Y un hogar alineado con la armonía se vuelve escenario fértil para que la vida florezca. Que las puertas se abran, que la luz circule, que el chi avance sin miedo. Quizás la abundancia no sea un destino, sino un camino que comienza en casa.